La mayoría de los organismos que fijan el salario mínimo (SMI) en los países de la Unión Europea ha optado por incrementarlo este 2021, aunque con moderación, con subidas muy inferiores a los ejercicios anteriores. El salario mínimo aumentó un 3% (en moneda nacional, no necesariamente el euro) en la media de los 22 estados europeos que tienen regulado el SMI, lejos del 8,4% registrado en 2020, antes de que saltase la pandemia pues las subidas suelen realizarse en enero, salvo excepciones como Hungría y Reino Unido, según se recoge en el informe de Eurofund (Fundación Europea para el Desarrollo de las condiciones de vida y laborales, dependiente de la Unión Europea) hecho público la semana pasada.
De los estados analizados -21 comunitarios más el Reino Unido que tienen regulado el SMI (faltan Dinamarca, Croacia, Italia, Chipre, Austria, Finlandia y Suecia)- solo España, Bélgica, Estonia y Grecia, han congelado el SMI este año. Los otros 18 restantes lo elevaron en porcentajes que fluctúan desde el 1% de Irlanda, Francia y Malta hasta el 16,3% de subida de Letonia.
El informe, en el que participa por España el sociólogo Óscar Molina, de la Universidad Autónoma de Barcelona, resalta que el aumento salarial en términos nominales ha supuesto un incremento de los ingresos reales debido a las inflaciones negativas el pasado año en la mayoría de los países por la pandemia. Y explica que la decisión de los organismos responsables del SMI (en España, el Gobierno a través del Ministerio de Trabajo) de mantener el poder adquisitivo de los asalariados peor pagados radica en un intento de estabilizar el consumo, aunque también como recompensa de trabajadores que han sido esenciales para responder al Covid-19, enmarcados en actividades de baja remuneración.
Igualmente, el informe señala que en los países en los que los salarios mínimos se fijan mediante fórmulas automatizadas, con mecanismos que valoran datos retrospectivos, las subidas fueron un reflejo de la buena situación económica anterior a la pandemia, y no se introdujeron cambios sustanciales relacionados con las dificultades que ha generado el Covid-19.
No obstante, otros países han aplicado algunas salvaguardias en la subida de los salarios mínimos, aplazando los aumentos a una fase posterior. En el grupo de los cuatro países que ha optado por esta línea de congelación se incluye España, pues el Gobierno se ha comprometido a elevarlo hasta el equivalente al 60% del salario medio, lo que según el informe realizado por la Comisión de Expertos nombrada por el Gobierno supondría aumentarlo entre un 6,5% y un 10% hasta 2023 cuando finaliza la legislatura.
El debate en torno a la propuesta de directiva sobre el salario mínimo de la UE podría haber impulsado a un tercer grupo de estados miembros a optar por aumentos en lugar de recurrir a la congelación, según apuntan los autores del informe del salario mínimo de Eurofund. Un trabajo que reseña que la pandemia ha tenido un mayor impacto en los empleados peor pagados, incluidos los trabajadores con salario mínimo. Unos asalariados afectados por las pérdidas de empleo y la reducción de la jornada laboral, sobre todo por la sobrerrepresentación en los sectores que se cerraron «como la hostelería y la peluquería», señala. Otros trabajadores con salario mínimo se vieron afectados por la pandemia, aunque con un incremento de su carga de trabajo, al estar igualmente sobrerrepresentados en algunas de las actividades declaradas esenciales «como el comercio minorista y los servicios de reparto».
Con los datos de la Fundación, en la última década (de 2010 a 2021) el SMI ha subido en la media de la Unión Europea un 37,6%. España se ha colocado más de doce puntos por encima, casi un 50%, con un fuerte incremento desde 2017.
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