Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027

Ley de medidas fiscales, financieras, administrativas y del sector público para el 2023 de Cataluña
2 mayo, 2023
Modificación de la Ley del ‘sólo sí es sí’
9 mayo, 2023
Ver todas las noticias >

Mediante esta Resolución, se publica el Acuerdo del Consejo de Ministros de 14 de marzo de 2023, por el que se aprueba la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027.

La Estrategia ordena las actuaciones que se llevarán a cabo por los diferentes agentes relevantes en la prevención de riesgos laborales (PRL) hasta 2027. A fin de conseguir el mayor impacto posible en la mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo y en la reducción de la siniestralidad, la Estrategia pone el foco en aquellos aspectos que pueden contribuir más favorablemente a este objetivo. Así, se actuará sobre las actividades de mayor peligrosidad y sobre los riesgos que producen daño en la salud de las personas trabajadoras. Se promoverá un mayor nivel de protección de los colectivos más vulnerables evitando cualquier tipo de violencia o discriminación, se integrará la perspectiva de género en la gestión de la prevención y se apoyará a las pequeñas empresas en la aplicación de la normativa. La eficacia de las políticas preventivas depende en gran medida de la capacidad y el liderazgo de las personas e instituciones, que deben ser capaces de impulsar una prevención de riesgos laborales participativa y coordinada a todos los niveles.

Las líneas de actuación se han alineado con otras estrategias y planes nacionales en materias fundamentales como la salud mental, la igualdad de hombres y mujeres, el cáncer laboral, la seguridad vial y el cambio climático, entre otras, así como con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El desarrollo tecnológico, y en particular la digitalización, presenta oportunidades desde la óptica de la PRL (monitorización, formación online, apps para identificación y evaluación de riesgos, etc.), pero también puede dar lugar a riegos nuevos o emergentes derivados del uso de la propia tecnología (robotización, inteligencia artificial, plataformas colaborativas, etc.), de la organización del trabajo (teletrabajo, trabajo a distancia, virtualización, etc.).

La Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027 será complementada y desarrollada por los programas estratégicos de cada Comunidad Autónoma, acordados en el marco del diálogo social de sus territorios.

La publicación del Acuerdo viene acompañada de una serie de consideraciones en varios anexos, en concreto podemos destacar las siguientes:

ANEXO. Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo, 2023-2027

La Estrategia, ordena las actuaciones que se llevarán a cabo por los diferentes agentes relevantes en la PRL hasta 2027.

A fin de conseguir el mayor impacto posible en la mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo y en la reducción de la siniestralidad, la Estrategia pone el foco en seis Objetivos estratégicos y en las prioridades que deben abordarse para alcanzar esta meta. Todos ellos están interrelacionados y precisan la colaboración de todos los agentes:

Objetivo 01: Mejorar la prevención de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Prioridad: Reducir los daños en la salud de las personas trabajadoras

En el año 2015 se produjeron 3.300 accidentes de trabajo en jornada de trabajo, por cada 100.000 asalariados/as. En los últimos cinco años esta cifra ha presentado una tendencia creciente, alcanzando los 3.400 accidentes por cada 100.000 asalariados/as en 2019. Tras el paréntesis de la pandemia y su correspondiente inflexión, los datos correspondientes a 2021 revelan cierto descenso en estas incidencias, situándose en 2.810. El sobreesfuerzo físico sigue siendo el principal mecanismo de materialización de un accidente de trabajo, representando el 31 % de los mismos.

Si atendemos a la mortalidad, el índice de incidencia de accidentes mortales en jornada de trabajo fue, según datos de 2021, de 3,28 accidentes por cada 100.000 trabajadores/as. En la evolución del índice, en los últimos cinco años, se observa que el sector agrario y la construcción se alternan para ocupar la primera y segunda posición en el índice de incidencia.

Por otra parte, de las 611 muertes en jornada de trabajo registradas en 2021, el 40 % se debió a patologías no traumáticas, la segunda causa de muerte fueron los accidentes de tráfico (16 %), seguido de caídas desde altura (13 %) y la pérdida de control de medio de transporte, o de equipo de carga (excluidos los accidentes de tráfico), que representaron el 7 % de las muertes en el trabajo.

En este sentido, es necesario insistir en que un alto porcentaje de los accidentes de trabajo se producen por causas que pueden evitarse. Es prioridad de esta Estrategia mejorar la prevención de los accidentes de trabajo incidiendo en la investigación y el conocimiento de las causas que los originan, intensificando actuaciones de concienciación sobre los riesgos y los posibles daños en la salud.

Respecto a las enfermedades profesionales, las más representativas siguen siendo las causadas por agentes físicos, predominando la tendinitis de codo, seguida por el síndrome de túnel carpiano. Cabe destacar la escasa representatividad de las enfermedades producidas por cancerígenos, cuando el Marco estratégico de la UE en materia de salud y seguridad en el trabajo 2021-2027 señala que el cáncer es la principal causa de las muertes relacionadas con el trabajo en la UE.

Para mejorar la prevención de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales:

Se pondrá el foco en las actividades que aglutinan el mayor porcentaje de accidentes de trabajo de todos los sectores de actividad, en aquellos ámbitos del tejido económico y de la población trabajadora que requieran una atención preferente.
Se promoverá la prevención de las enfermedades profesionales a través de un mejor conocimiento de su relación con el trabajo, facilitando su identificación, diagnóstico y contribuyendo a mejorar el nivel de declaración de las mismas.
Se impulsarán y fortalecerán los protocolos de declaración de las sospechas de enfermedad profesional y de los daños derivados del trabajo para mejorar el reconocimiento de todos los casos de enfermedad profesional.
Se promoverá la prevención del cáncer de origen profesional, con especial atención al amianto, al polvo respirable de sílice cristalina y al polvo de madera.
Se actualizará el listado de agentes cancerígenos.
Se mejorarán la prevención del cáncer de origen profesional.
Se mejorarán la disponibilidad de los datos y la calidad de la información.

Líneas de actuación:

1. Mejora de la prevención de los accidentes de trabajo.

2. Prevención de enfermedades relacionadas con el trabajo, con especial énfasis en el cáncer de origen profesional.

3. Desarrollo de actuaciones para impulsar la prevención de la exposición de las personas trabajadoras a sustancias y agentes peligrosos, incluidos los cancerígenos: polvo respirable de sílice cristalina, gas radón, sustancias reprotóxicas y medicamentos peligrosos.

4. Protección de las personas trabajadoras frente a la exposición al amianto.

Objetivo 02: Gestionar los cambios derivados de las nuevas formas de organización del trabajo, los cambios demográfico y climático desde la óptica preventiva. Prioridad: Anticiparse y gestionar los riesgos nuevos y emergentes

El futuro del trabajo viene marcado por la confluencia de diversos factores y tendencias en el ámbito económico, medioambiental y social, que están propiciando cambios en las relaciones laborales y de la organización del trabajo, así como en los riesgos a los que está expuesta la población trabajadora.

El desarrollo tecnológico, y en particular la digitalización, presenta oportunidades desde la óptica de la PRL (monitorización, formación online, apps para identificación y evaluación de riesgos, etc.), pero también puede dar lugar a riegos nuevos o emergentes derivados del uso de la propia tecnología (robotización, inteligencia artificial, plataformas colaborativas, etc.), de la organización del trabajo (teletrabajo, trabajo a distancia, virtualización, etc.), o de las nuevas formas de empleo, con una mayor prevalencia de riesgos ergonómicos y psicosociales.

Conviene resaltar aquí que los trastornos musculo-esqueléticos tienen una enorme incidencia en la morbilidad laboral (el 32 % de los accidentes de trabajo, el 83 % de las enfermedades profesionales y el 53 % de las patologías no traumáticas). Esto, sumado a la inmediatez de la asociación causa-efecto del trastorno musculoesquelético, ha facilitado su notificación y reconocimiento, siendo indispensable implementar medidas preventivas eficaces para minimizar la incidencia. Estos riesgos, deben abordarse en el contexto de los nuevos entornos donde se desarrollan actividades emergentes.

Por otra parte, las exigencias de las tareas cada vez llevan implícita mayor carga mental, incrementada por las nuevas formas de organización del trabajo. Según datos de la Encuesta de Población Activa 2020, un 32 % de la población ocupada refiere estar expuesta a presiones de tiempo o sobrecarga de trabajo con potenciales efectos sobre la salud mental, siendo este porcentaje muy similar en hombres y mujeres. No obstante, estas exigencias no se distribuyen por igual en todos los sectores, destacando la prevalencia en sectores tan dispares como el sanitario (49 % de la población ocupada) o el financiero (46 %).

Ante los efectos cada vez más acusados del cambio climático, hay que estar alerta sobre la necesidad de mejorar la protección de las personas frente a condiciones climatológicas más extremas.

Con el objetivo de gestionar la transformación digital, ecológica y demográfica, así como el cambio climático, desde la óptica preventiva:

Se analizarán las disposiciones legales en materia de seguridad y salud para identificar posibles carencias en cuanto a su aplicabilidad a los nuevos modelos de trabajo.
Se estudiarán los riesgos emergentes en el contexto de las transiciones digital, ecológica y demográfica, así como el impacto del cambio climático.
Se ayudará a las empresas en el proceso de adaptación a estos cambios a través de herramientas que faciliten la gestión de nuevos riesgos.
Se insistirá en el propósito de que las empresas tomen conciencia de la importancia del cuidado de la salud, con especial énfasis en la salud mental.

Líneas de actuación:

1. Análisis del marco normativo para adaptarlo a las nuevas formas de trabajo, a los cambios demográfico y climático.

2. Promoción de la investigación para conocer el impacto de los cambios tecnológico, ecológico, climático y demográfico en la salud de las personas trabajadoras y anticipar actuaciones preventivas.

3. Actuaciones de vigilancia y control del cumplimiento de la normativa.

4. Apoyo a las empresas en la identificación, evaluación y control de los riesgos derivados de la digitalización de sus procesos productivos y de los cambios climático, ecológico y demográfico.

5. Actuaciones para el impulso de la promoción de la salud y la sostenibilidad de la salud en las empresas.

6. Acción especial en salud mental.

7. Trabajo, COVID-19 y condición post-COVID-19.

Objetivo 03: Mejorar la gestión de la seguridad y salud en las pymes. Una apuesta por la integración y la formación en PRL. Prioridad: Integrar la PRL en las pequeñas empresas promoviendo una mayor implicación de recursos propios

Es prioridad de esta Estrategia ayudar a las pequeñas y medianas empresas a mejorar las condiciones de seguridad y salud en el trabajo. Un compromiso firme de la dirección de la empresa con la PRL, que fomente la participación directa de las personas trabajadoras en la actividad preventiva, favorecerá la integración de la prevención y el arraigo de la cultura de la seguridad y salud en la empresa.

Conviene traer aquí a colación que el 97 % de las empresas españolas cuenta con menos de 50 personas trabajadoras y el 95 % menos de 26. Por tanto, las pequeñas empresas constituyen una parte fundamental para el desarrollo productivo de nuestro país en todos los sectores de actividad económica. Esta atomización en pequeñas empresas no es ajena a su proyección en términos de siniestralidad, pues el 60 % de los accidentes graves y de los accidentes mortales se materializan en empresas de hasta 25 trabajadores.

En cuanto a la modalidad de organización de la prevención, prácticamente nueve de cada diez empresas pequeñas recurren a un servicio de prevención ajeno, siendo el grupo de empresas de menor tamaño donde es más frecuente combinar un servicio de prevención ajeno con la asunción por el/la propio/a empresario/a o con personas trabajadoras designadas.

Es necesario acercar la PRL a las pequeñas empresas y apoyarlas en su gestión. En este sentido, hay que resaltar los siguientes retos complejos que a menudo tienen que afrontar:

Limitación económica y menor estructura organizativa.
Multiplicidad de funciones o tareas desarrolladas por una misma persona.
Falta de vínculo funcional entre la empresa y los servicios externos contratados para la ejecución de actividades preventivas.
Dificultades en la aplicación de la normativa.
Insuficiente adecuación de la acción preventiva a los riesgos y a la necesidad de gestión.
Excesiva carga administrativa y/o documental.

En el marco de este objetivo:

Se analizará y modificará la normativa a fin de facilitar su aplicación en las pymes, con el objetivo de mejorar y favorecer la integración de la prevención, a través de un equilibrio adecuado entre recursos propios y ajenos en la organización preventiva.
Se promoverá que las obligaciones documentales de las pequeñas empresas respondan a su realidad y tengan utilidad preventiva.
Se mejorarán las herramientas de apoyo a las pequeñas empresas para llevar a cabo una gestión de los riesgos de manera eficaz en función de la naturaleza de su actividad y riesgos.
Se mejorará la formación de empresarios/as y trabajadores/as para gestionar eficazmente la seguridad y salud de sus organizaciones.
Se promoverá la mejora de las condiciones de trabajo en las pequeñas empresas, impulsando una prevención eficaz.

Líneas de actuación:

1. Revisión del marco normativo con el objetivo de mejorar su aplicación y favorecer la integración de la prevención.

2. Mejora de la gestión de la PRL en las pequeñas y medianas empresas.

3. Medidas para potenciar la formación y los recursos propios en las pymes.

4. Apoyo a las pymes, con especial atención a las pequeñas empresas, para la mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo.

Objetivo 04: Reforzar la protección de las personas trabajadoras en situación de mayor riesgo o vulnerabilidad. Prioridad: Elevar el nivel de protección de los colectivos más vulnerables

Las características de nuestra población, cada vez más envejecida y diversa, y la existencia de colectivos de personas trabajadoras en situación de mayor riesgo que requieren una especial atención para garantizar su protección, forman parte de los retos que las políticas preventivas deben afrontar en el futuro del trabajo.

En este sentido, el envejecimiento de la población acentuará, inevitable y significativamente, el incremento de actividades relacionadas con el cuidado y la asistencia de personas, que por otra parte son ya la tercera sección de actividad que ocupa el mayor número de población afiliada, rondando una de cada diez personas trabajadoras. Estas actividades pueden prestarse en establecimientos de asistencia residencial o en los hogares familiares, además de la propia actividad sanitaria en centros de salud y hospitales.

Desde hace una década los informes de siniestralidad elaborados por el INSST destacan la actividad «asistencia en establecimientos residenciales» como máxima prioridad por su elevada siniestralidad. Cabe subrayar, por otra parte, que el índice de incidencia de la actividad «asistencia en centros residenciales» triplica al observado en «asistencia sanitaria». Los partes cerrados de enfermedades profesionales correspondientes al periodo 2017-2021 en la Asistencia en establecimientos residenciales, indican que, si bien las enfermedades más prevalentes pertenecerían al grupo de agentes físicos (37 % del total, representadas fundamentalmente por el síndrome del túnel carpiano y tendinitis de codo y muñeca), las enfermedades por agentes biológicos alcanzarían un peso porcentual del 28 %, siendo enfermedades vehiculizadas a través del contacto físico cercano y con enorme propensión a materializarse como brotes epidémicos. Todo parece indicar que la vulnerabilidad ante el riesgo biológico, los factores sociodemográficos y aquellos ligados a las características de los puestos de trabajo y las condiciones de trabajo y su organización han jugado, desafortunadamente, un importante papel en el impacto de la pandemia sobre el sector.

Otra de las prioridades de esta Estrategia son las personas trabajadoras autónomas, más de un millón de mujeres y cerca de dos millones de hombres, siendo en un 70 % empresarias y empresarios sin personal asalariado.

Con el objetivo de mejorar la protección de las personas trabajadoras en situación de mayor riesgo o vulnerabilidad:

Se mejorará la protección de las personas trabajadoras autónomas.
Se identificarán los colectivos de personas trabajadoras que presentan peores datos de salud y analizaremos los factores que les hacen vulnerables para incorporar la PRL de manera transversal en otras políticas públicas (educación, sanidad, empleo, etc.).
Se desarrollarán acciones para elevar el nivel de protección de colectivos específicos, como trabajadores y trabajadoras del sector sanitario y sociosanitario y servicios de asistencia a domicilio, personas trabajadoras del servicio del hogar y migrantes.
Se impulsarán protocolos para la reincorporación al puesto de trabajo de las personas trabajadoras que hayan sufrido un daño en la salud.

Líneas de actuación:

1. Mejora de la protección de las personas trabajadoras jóvenes y menores de edad.

2. Mejora de la protección de las personas trabajadoras autónomas.

3. Mejora de la protección de los trabajadores y las trabajadoras del sector sanitario y sociosanitario, y del sector asistencial.

4. Aprobación de criterios orientativos para gestión de los riesgos en los servicios de asistencia a domicilio y personas trabajadoras del servicio del hogar, especialmente en lo relativo a los aspectos ergonómicos y psicosociales.

5. Retorno al trabajo tras un periodo prolongado de baja.

6. Mejora de la protección de las personas trabajadoras con discapacidad.

7. Mejora de la protección de las personas trabajadoras móviles y migrantes, incluidas las temporeras.

Objetivo 05: Introducir la perspectiva de género en el ámbito de la seguridad y salud en el trabajo. Prioridad: Incorporar la perspectiva de género en las políticas públicas y en la gestión de la prevención

Nos encontramos en una sociedad cada vez más sensibilizada con la necesidad de eliminar las brechas de género y el ámbito de la seguridad y salud en el trabajo no es ajeno a esta realidad. En este sentido, es necesario avanzar en el conocimiento de los riesgos y daños en la salud teniendo en cuenta el enfoque de género, visibilizar riesgos que pudieran no valorarse lo suficiente e incluso no ser tenidos en cuenta, tanto en actividades feminizadas como masculinizadas. Un mejor conocimiento de los riesgos desde la perspectiva de género, que permita conocer en qué medida puede afectar, de manera diferente, a mujeres y hombres, facilitará la adopción de medidas preventivas más eficaces, acordes con las personas trabajadoras expuestas.

En los últimos años se viene produciendo una significativa incorporación de la mujer en prácticamente todos los sectores de actividad. En el año 2000, la mujer representaba el 38 % de la población ocupada, situándose en 2020 en el 46 %.

Existen evidencias que reflejan que la incidencia de accidentes de trabajo es superior en las mujeres que en los hombres en determinadas ocupaciones o actividades, y que tienen mayor riesgo de sufrir determinados daños en la salud asociados a condiciones de trabajo concretas. Entre estas actividades se encuentran los servicios financieros, seguros, industria del tabaco, asistencia en establecimientos residenciales, educación y actividades de servicios sociales sin alojamiento.

Para conseguir una plena integración de la perspectiva de género en la gestión preventiva:

Se actualizará el marco normativo para incorporar la perspectiva de género en las actuaciones preventivas, promoviendo la eliminación de desigualdades entre hombres y mujeres en el conjunto de políticas públicas
Se impulsará la incorporación de la perspectiva de género en los procesos de toma y análisis de información, así como en los estudios de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo para mejorar el conocimiento de la exposición a riesgos laborales y daños a la salud de las mujeres.
Se promoverá la integración de la perspectiva de género en todas las disciplinas preventivas, al evaluar los riesgos y establecer prioridades de actuación.
Se impulsará la acción sobre los riesgos específicos de género, con especial atención a las actividades feminizadas.
Se sensibilizará sobre la necesidad de integrar la perspectiva de género de forma real y eficaz.

Líneas de actuación:

1. Revisión del marco normativo para integrar la perspectiva de género.

2. Diferenciación de género en los procesos de toma de datos y análisis de la información de las condiciones de trabajo y salud y en los estudios en esta materia.

3. Incorporación de manera transversal de la perspectiva de género en la gestión de la PRL.

4. Actuaciones de sensibilización sobre la necesidad de integrar la perspectiva de género de manera transversal en las políticas preventivas.

5. Actuaciones de vigilancia y control.

Objetivo 06: Fortalecer el sistema nacional de seguridad y salud para afrontar con éxito futuras crisis. Prioridad: Mejorar las instituciones y los mecanismos de coordinación

La crisis sanitaria COVID-19 ha puesto de relieve el papel clave del Sistema Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo en la respuesta a las emergencias de salud pública. Se hace necesario, pues, contar con un Sistema Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo dotado de instituciones fuertes y mecanismos de coordinación e intervención ágiles y eficientes, que sean capaces de gestionar con éxito el cambiante mundo del trabajo y las posibles situaciones de amenaza para la salud de las personas trabajadoras.

Debemos aprender de lo que nos ha enseñado la pandemia de COVID-19 y potenciar la preparación frente a las posibles crisis sanitarias del futuro, así como la reanudación del trabajo después de la pandemia. Deben seguir desarrollándose sinergias entre la salud y la seguridad en el trabajo y la salud pública.

Con el objetivo de fortalecer el Sistema Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo e impulsar políticas orientadas a la prevención de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales:

Se impulsará la consideración de los efectos en la salud de las personas trabajadoras en todas las políticas públicas, con especial atención a los colectivos más vulnerables.
Se promoverá el liderazgo en la mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo, de todos los agentes y en todos los ámbitos.
Se reforzarán y desarrollarán mecanismos de coordinación y estrategias conjuntas entre administraciones públicas con competencia en seguridad y salud en el trabajo.
Se reforzará la coordinación y cooperación establecidas entre las autoridades sanitarias y laborales para la vigilancia y control de la pandemia COVID-19 en los lugares de trabajo, y se desarrollarán instrumentos de coordinación en caso de pandemias u otras crisis sanitarias.
Se mejorará la resiliencia del sistema poniendo el foco en la formación y capacitación de personas expertas y profesionales, de los/as empresarios/as y recursos preventivos de las empresas, de los delegados/as de prevención y de los propios trabajadores y trabajadoras para una adecuada gestión de los riesgos.
Se promoverá el incremento de profesionales con competencia en prevención, prestando especial atención al personal especialista en medicina del trabajo.
Se reforzará el papel de los interlocutores sociales y de los órganos de participación institucional, para implementar políticas preventivas eficaces y consolidar avances en prevención de riesgos que se materialicen en entornos de trabajos seguros y saludables.

Líneas de actuación:

1. Establecimiento de mecanismos de coordinación institucional ante futuras crisis.

2. Desarrollo y reforzamiento de mecanismos de coordinación con el fin de aprobar criterios de aplicación uniforme y optimizar el uso de recursos públicos.

3. Fortalecimiento de instituciones dedicadas a la PRL.

4. Mejora de la capacitación y formación en PRL, con especial atención a los recursos preventivos.

5. Reforzamiento del papel de los interlocutores sociales.

6. Potenciación de la negociación colectiva.

ANEXO 1. Agenda Nacional para la Prevención del Cáncer Laboral

Líneas de trabajo de la Agenda Nacional para la Prevención del Cáncer de origen Profesional:

Se impulsará la prevención del cáncer laboral, disminuyendo y controlando la exposición a factores de riesgo cancerígenos y mutágenos.
Se determinará para cada actividad los agentes y procesos de forma clara y concreta.
Se protegerá a los trabajadores y las trabajadoras frente a los agentes cancerígenos y mutagénicos, siguiendo en todo momento el cumplimiento de la normativa.
Se fomentará la formación, información y comunicación a los trabajadores y trabajadoras de la información relativa a la peligrosidad de las actividades y sustancias a las que están expuestos.

ANEXO 2. Situación de la PRL

Se aporta en este apartado valiosa información estadística acerca del estado de la seguridad y salud laboral en nuestro país.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies