El Consejo de Ministros ha dado luz verde este martes a la nueva Ley de Formación Profesional (FP), llamada a transformar el modelo formativo español, ligándolo más al mundo empresarial para mejorar la capacitación de sus estudiantes y su salida laboral. “El objetivo es que la FP sea la primera opción formativa por parte de nuestros estudiantes como está pasando en la mayoría de países europeos”, ha asegurado Pilar Alegría, ministra de Educación y Formación Profesional.
“Es un proyecto de Ley de Formación Profesional que bien justifica una legislatura, un proyecto de país, transformador y que va a posibilitar mejorar la vida de muchas personas”, ha reivindicado Alegría quien destacó que el texto aprobado este martes “nace de un amplísimo consenso con todos los protagonistas implicados en la formación profesional”, tanto de comunidades autónomas como agentes sociales. Así, ha explicado, esta ley ha sido mejorada con 400 propuestas remitidas por las autonomías con las que se han mantenido 19 reuniones, así como con las aportaciones tanto de la patronal como de los sindicatos, con los que se ha mantenido otras cuatro reuniones.
La norma cuenta con una dotación de 5.474 millones de euros, a desplegar en cuatro años, de los que unos 1.550 millones proceden de las ayudas europeas. “Es un proyecto que nos acerca a los mejores países europeos. Tenemos modelos que han sido exitosos como el ejemplo de Alemania u otros países que han avanzado de forma considerable en Formación Profesional. Lo deseable es que ese acuerdo y ese diálogo se refleje también en el Congreso de los Diputados. Tenemos una oportunidad como país que no podemos desaprovechar”, ha insistido Alegría.
Esta ley, que había sido aprobado en primera lectura el pasado 15 de julio, cuando el ministerio aún era dirigido por Isabel Celaá, supone darle un peso mucho mayor a la empresa, ya que todos los alumnos tendrán que haber pasado al menos entre un 25% y un 50% de su formación en compañías que tengan convenios con la FP. Además, se crean puentes con el ámbito universitario para que los alumnos de Formación Profesional cursen algunas materias en la universidad y viceversa.
“Toda la Formación Profesional va a tener carácter dual. Todos los estudiantes van a tener la posibilidad de un periodo de prácticas en la empresa”, incidió Alegría. La nueva FP, a su vez, integrará en un único sistema los dos subsistemas actuales: el dedicado a la formación de los parados y el que va dirigido a los jóvenes que deciden continuar con su formación educativa. “Hablamos de una formación a lo largo de toda la vida, con las denominadas mochilas formativas”, ha señalado la ministra.
De esta forma, la nueva FP establece un modelo de reconocimiento de las formaciones y aptitudes del alumnado que estará dividido en cinco categorías que irán de la A a la E. Las microformaciones tendrán categoría A, mientras que los títulos y cursos de especialización estarán reconocidos con una D o una E (el nivel más alto).
“Con esta ley atendemos la demanda que nos llega desde el tejido productivo y va a redundar en la mejora de la productividad. Con esto vamos a reducir la tasa de desempleo de nuestro país y en especial la juvenil que está en el 35%. Basta con mirar la realidad, a todos aquellos estudiantes con una FP el paro les afecta seis veces menos que a los jóvenes en general”, ha afirmado la ministra, quien ha destacado que la empleabilidad de la FP es “elevadísima”, con un 90%.
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