Un total de 58 economías han elevado en los últimos meses el control sobre las multinacionales. Según aprecian los fiscalistas especializados en fiscalidad internacional, la complejidad regulatoria aumenta en todo el mundo tras la crisis del coronavirus con nuevas normativas tributarias que incrementan la presión sobre estas compañías. Las corporaciones internacionales alertan de áreas regulatorias «muy complejas» en este ámbito.
Así lo recoge la Encuesta global de complejidad fiscal de las multinacionales, que se publicará en septiembre y elaborada los investigadores del think tank alemán Accounting for Transparency en la Universidad de Paderborn y la LMU de Múnich. Cada dos años, los especialistas envían encuestas a expertos fiscales locales en empresas de consultoría fiscal internacional y redes de consultoría fiscal en más de 100 países. El principal hallazgo del último estudio es que, en 58 de 110 países analizados, el nivel general de complejidad fiscal para las corporaciones multinacionales ha aumentado en los últimos dos años.
«El aumento de la complejidad fiscal es una tendencia que sigue nuestra encuesta anterior elaborada en 2018, ya que en ese momento la complejidad general también había aumentado en comparación con 2016. La complejidad fiscal es un factor de ubicación importante», explica la profesora Deborah Schanz, presidenta del Instituto sobre Fiscalidad Empresarial de la LMU de Múnich.
La principal complejidad regulatoria es, según la encuesta, los precios de transferencia. Los fiscalistas consideran que esto se debe principalmente a requisitos de documentación altamente complejos y ambigüedades en las regulaciones. «Los precios de transferencia relacionados con impuestos probablemente se caracterizarán por una enorme complejidad también en el futuro, incluso si se implementan las últimas resoluciones del G7 sobre impuestos internacionales de las empresas», explica Caren Sureth-Sloane, profesora de Administración de Empresas especializada en tributación de multinacionales en la Universidad de Paderborn. «Las incertidumbres significativas con respecto al contenido específico de las nuevas reglas del Pilar Uno sobre la distribución internacional de beneficios podrían aumentar aún más la complejidad en esta área», añade.
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