El Banco de España confía en que la economía recupere los niveles que tenía antes de la pandemia, a finales de 2022 o, como muy tarde, a principios de 2023, casi un año más tarde que el conjunto de la zona euro. Durante su participación este viernes en un acto organizado por El Confidencial, el director general de Economía y Estadística del supervisor bancario, Óscar Arce, ha explicado que la recuperación del PIB en España llevará más tiempo porque nuestra economía, con un peso significativo del turismo, sufrió más que el resto.
Una vez alcanzado ese nivel precrisis, ha alertado Arce, quedarán “cicatrices importantes” como la gran deuda pública, que alcanzó en el primer trimestre del año el 125% del PIB, casi 30 puntos más que doce meses atrás. Este aumento “muy elevado”, ha indicado, se debió a las medidas que se llevaron a cabo para enfrentar la crisis, por lo que fue “absolutamente necesario”.
Es más, el Banco de España sigue mostrándose a favor de una política expansiva en materia fiscal mientras dure la pandemia, aunque insiste en la necesidad de contar desde ya con un plan para reducir esos niveles de deuda pública y de déficit “tan cuantiosos”. De ese modo, el proceso de consolidación fiscal podría acometerse en cuanto la recuperación económica esté consolidada porque es “fundamental” reconstruir el margen de la política fiscal para que España esté preparada para futuras crisis.
A su vez, Arce ha defendido el trabajo del Banco de España para medir el impacto sobre el empleo del incremento del salario mínimo, además de insistir en la necesidad de la reforma del mercado laboral y el sistema de pensiones. El economista ha argumentado que España necesita un marco laboral capaz de adaptarse a un mundo cambiante y para ello hay que resolver algunos problemas como la enorme dualidad, con una proporción muy alta de trabajadores temporales cuya situación es inestable y vulnerable.
En cuanto a la reforma de las pensiones, ha considerado que no solo hay que alargar la edad de jubilación, sino que hay que abordar otras cuestiones “sin tabúes” y ha señalado que ligar las pensiones al IPC tiene un coste. En 2050, “pasado mañana”, la proporción será casi de dos jubilados por cada tres activos, cuando ahora es un jubilado por cada tres trabajadores, lo que da una muestra de la presión sobre las cuentas públicas.
En cuanto a la inflación, Arce ha considerado que el 2,7 % del IPC en mayo era esperado, ya que el Banco de España anticipó que este año se verían tasas «elevadas», que estarían «holgadamente» por encima del objetivo del 2 % en la zona del euro. Este incremento de los precios, no obstante, obedece a factores que deberían ser transitorios como la subida de muchos bienes y servicios que cayeron con fuerza el año pasado o el encarecimiento de materias primas, el petróleo, la electricidad, metales o productos agrícolas. En conclusión, la tensión inflacionista tendrá «carácter temporal» y Arce está convencido de que empezará a remitir el año que viene.
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